- Est-ce que tu veux boire un verre avec moi?
Dos personas caminan por el jardín que se extiende enfrente de la Torre Eiffel. El hombre se apoya en una valla mientras la mujer busca en su bolso sus cigarrillos sentada en un banco parcialmente inundado de excremento de paloma. Uno no sabe muy bien si pertenecen a ese tipo de pájaro o si todos los arqueólogos están equivocados y todavía quedan mamuts y se encuentran aerodinámicamente surcando los cielos de París. Lo que el hombre tiene delante de sus ojos es una lámina enorme de césped salpicada con líneas de arena y embadurnada de seres humanos. Personas , personas y personas inmortalizando ese momento delante de un emblema creado para la Expo de la luz y posteriormente ser desplazada a Barcelona. Trágicamente, en el lugar donde iría esta superlativa reunión de hierros ahora descansa un Arco de un triunfo menor que la derrota que aquí se expone. Estos pensamientos hacen que el hombre se despegue de su realidad por unos segundos y es devuelto a la misma con la pregunta que comienza este parlamento.
- Emm non, merci. (Sonríe).
- Oh! d´accord. (Alargando el paso se va).
El Sujeto receptor se inclina a por un cigarrillo que su acompañante le ofrece gentilmente y ,halagado, le relata la situación que acaba de tener efecto delante de sus narices. La mujer ,exteriormente, se ríe sonoramente y hace burla del hombre al que la ciudad de la pasión y el libertinaje le reserva una proposición de un aparentemente simpático pero ,accidentalmente, muy masculino individuo. Interiormente, se atraganta momentáneamente con la nimia espina que una estúpida envidia pretende clavar en su gaznate.
Con sendas expresiones de armonía, el hombre termina una pausa en la conversación repitiendo la pregunta del principio. Ella acepta irremediablemente y se dirigen al Saint Severine en Saint Michelle donde ,arremolinados entre jubilados,turistas y muchachitas de la alta burguesía que sufren para terminar un whiskey, toman un Martini y un café. Tras un número lógico de comentarios, piden la cuenta, se despiden, ella se va al trabajo y él a ponerse el traje de Cortázar en el metro para luego pasar en cuestión de segundos de la delgadez moderada a una obesidad creciente. Este extraño suceso le ocurre entre Quai d´Orleans y Rue Jean Dubellay donde hacen su número diario The Riverboat Shufflers. Son cuatro americanos de entre setenta y ochenta años que en sus rostros uno parece ver todavía la enjundiosa búsqueda de las piernas de Lady Brett. El muchacho se gira , les da la espalda y mientras contempla el tono mortecino del Sena sonríe porque él si la ha encontrado.
Día Primero.
Piero Galasso
Espero poder seguir este relato para terminar de comprender. La curiosidad me corroe.
ResponderEliminarLa musicalidad el ritmo y la cadencia de las frases, forman un todo envolvente que me hace sentir a gusto con su lectura.
Antes de nada, gracias por vuestro comentario en mi blog. Segundo, disculparme porque, aunque haya captado vuestro interés, lo tengo un poco desatendido; últimamente no encuentro tiempo para escribir. Por último, gracias por visitarme, porque siguiendo vuestras huellas he llegado hasta aquí, a este rincón creado con un espíritu tan original. Aprovecharé este fin de semana para acercarme hasta aquí y leeros con la calma que os merecéis, porque creo que este lugar promete.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Me gusta, espero poder seguir leyendo los días segundo, tercero, hasta que quieras terminar en algún número al azar.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar por mi blog.
Un abrazo.
Muchas gracias por visitar mi blog, la verdad es que el vuestro no está nada mal, me encantan este tipo de historias y perspectivas, enhorabuena y espero seguir leyéndonos.
ResponderEliminarUn saludo muy fuerte :D Besos