miércoles, 1 de febrero de 2012

AGUA por James Duluth

El otro día me desperté y a los 4 segundos de estar consciente e incorporarme al mundo de los bípedos, comenzó. Una situación se repetía en mi cabeza , con personajes , diálogos , una escena en toda regla, y yo no conseguía recordar si era personaje implicado, voyeur, espectador o lector. A grandes rasgos,  la escena es la que sigue:

 Allí se representaba una situación de luto.5 señoras lloraban la perdida de un señor que había sido amable y generoso con las nacidas en los años pares, malnacido ñiquiñaque con las nacidas en los años impares y a la que nació en año bisiesto, aún habiendo nacido en año par no entraba en la categoría de las dos primeras porque el sujeto le tenía una veneración fuera de lugar. Las otras no entendían este amor platónico del fiambre por la señora bisiesta y la explicación no podía ser más misteriosa. En este momento de la ensoñación comenzaba en el recuerdo un cuarteto  de cuerda acompañando al propio difunto de nombre Mario, relatando el día en que conoció a la mencionada señora , ya conocida entre las señoras pares e impares como "La fresca bisiesta". La jornada en cuestión, Mario buceaba en una librería husmeando el recuerdo de un libro por descubrir o saborear, dependiendo del hambre de ese día, y entre las hojas de un libro acerca de la historia de la música, vislumbró de pasada ,lo que parecía ser la fotografía de un hombre que se le asemejaba. Curioso, jugueteó con las hojas entre sus dedos hasta toparse con la fotografía de un hombre, que efectivamente, era un reflejo congelado en el pasado de sus facciones. Mario ,aturdido, buscó en el pie de página ayuda  y encontró un nombre, Roger Freixas, y un número ,875258 seguido de las típicas herramientas de la criptografía para con la catalogación.

Por más que me esfuerzo no consigo asociar esta historia con ningún libro, película, experiencia o canción y no puedo olvidar . Es una tortura. Necesito saber como sigue. Me recuerda a las muchas veces en las que, sólo leyendo la sinopsis de un libro y previamente a la lectura del mismo, me lanzaba a imaginar un argumento posible que diera sentido a la trama escribiéndolo en las primeras páginas en blanco del libro a devorarUna vez dada buena cuenta de la lectura, volvía al punto de retorno y o bien me reía con mis disparates o bien me entristecía por haber calcado en líneas generales una trama punible por aburrida.


James Duluth

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