Siempre será el elemento imprescindible. Su mirada en el metro a las 8 de la mañana arregla un despertar de cien mil demonios y , desde ese momento, convierte al hombre en buscador avezado de lo que ya se esfumó, aunque siempre quedará grabado en el recuerdo. La pureza de sus movimientos convierte en antológico lo cotidiano, en fundamental lo usual. Ellas no saben que cuando su belleza está en apogeo es tras el sueño impío, totalmente limpias de artificialidad en rostro y cuerpo. Muchas necesitan modificar en exceso su lienzo para sentirse atractivas pero con solamente una línea de expresión ya ostentan el poder de detener el tiempo a su paso. No me gusta que acercarme a una mujer sea lo mismo que tumbarme en un banco recién barnizado. Las pequeñas taras faciales les dan identidad y las dotan de verdad, de tiempo. Me resulta incomprensible escuchar o leer comentarios de seres humanos despectivos hacia las mujeres, como si ellas fuesen las responsables de su infelicidad individual provocada por mujeres en particular que les tomaron el pelo y jugaron con sus sentimientos. En su maldad tambien son adorables.
James Duluth
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