No hago otra cosa que recordarte, tanto has marcado mi mundo que los
pensamientos de tu piel van y vienen como si el viento rompiese con fuerza en
mi alma, con rabia, con ira, con fragilidad y con cariño, si la verdad me recuerda
algo en concreto es que todo el mundo me habla de un lugar, ese lugar donde te
encontré donde me echaste una sonrisa y me cautivaste, donde tu mirada decía
que quería escaparse, y aun así me sigo sorprendiendo de todo lo que ha pasado
para que yo volviese a reencontrarme.
No lo niego te odio, me has hecho
sentirme como si todo lo que he sido sentido alguna vez se esfumase en un
suspiro, como cuando te enfadabas con rabia y no me hablabas, cuando para ti no
era nadie, o como cuando me decías que mi imaginación me traicionaba. Imagínate
tener esa sensación de incomprensión continuamente con todo el mundo, ¿cómo te
sentirías? ¿crees que serías capaz de soportar el barullo
continuo de no poder aguantarlo? La realidad ha dado algo que no quería en todo
mi ser, que es la diferencia, un vacío existencial que en algún tiempo fue
rellenado, ahora es el momento de ocuparlo, de acariciar en un segundo en el
sentido más figurado de la palabra, ahora es el momento de que alguien te vea y
se le cambie el mundo al escucharte, ahora te necesito más que nunca para
evadirme, no para saber que ese alguien esta ahí, sino para entender que ese
alguien eres tú.
Eres tú y no soy yo, quien me llena de alegría en cada despertar, en
cada mirada al atardecer sin un rumbo fijo, si yo lo que quiero es que verte
sea mi único objetivo, que no me caiga todos los días sin pensar que ya no
éstas ahí, solo me convencería así de que merece la pena esforzarse por
alguien, porque no siempre es conveniente caer y no levantarse, como no es lo
mismo levantarse siempre con una clara relación de convenio, te lo digo por
experiencia de que algo tiene que ir a mejor.
Solrac Siol
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