Philippe Labathe
Máscaras venecianas trasnochadas
A su propia suerte abandonadas.
Marcas culturales sin dueño,
Sinsabores propios de su desenfreno.
En la noche de los estertores del alma
Acechan los sin sombra humeantes,
Provocando congoja y rabia disparatada
A quien el antifaz no cubre de todos los males.
Delirios propios del lunático,
Errar en plena luz del día,
Saborear la autoridad propia
En un continuo vivir sabático.
Confundir idea con verdad,
Castiga al mercenario de la poesía
Que por falta de conversación veraz
Responde empecinado en su pleitesía
Al interrumpir constante de su majestad.
Carlo Roccela
Armonía en regocijo transformada,
Continente de las buenas maneras,
Observar con fantasía retocada,
Sultán implacable entre damiselas.
Cornaca sobre medio centenario,
Devoto de los entendidos del gusto,
Tertuliano partícipe del ideario
Del ideólogo que descansa falto de busto.
Conocedor de los defectos de su época,
Lamenta el escozor de la dictadura de la prisa
Que los estadistas de pelaje déspota
Aplican con insolencia magnánima.
Reciente alusión afortunada,
Mitológica bestia devoradora de corazones áureos,
Insaciable en su masticar de carnaza,
Transformador de inmundicia en sentimientos.
Claudette Arnoult
Legado de arcaicas civilizaciones
Confluencia entre verbo y esperanza,
Dominio ingrávido de las estaciones
Incomprensión ante las palabras vanas.
El pueblo contempla su gallardía
Paciente y espectador de su confianza
Protector ante señales de desidia
Cooperante voluntario en su vital andanza.
La bondad propia y señal del humilde
Asoma cual delincuente portando consigo
Lisonjas incontestables de valor plausible
Paradigma defensor de sus propios designios.
Elementos todos ellos disuasorios
Espantapájaros de las bastardas primeras opiniones
Consorte caminante con sus elogios
Escudo y lanza ante las maldiciones.
Beatrice Antolini
Alumbrando con su piano plateado
La convivencia llevadera y cómoda.
Extranjeros en patria superpoblada
Imitación europea de pagoda.
Logrando contener la furia innata
Con artes milenarias por sencillas
Portando maneras súbitamente propagadas
Exterminando malas hierbas y sus semillas.
Sufriendo de la distancia y su desdicha
Creando la ley prohibitiva del llanto
Demostrando fuerza, valor y valentía
Entre infortunios, deseos y adversidad cabalgando.
Nutriendo de electricidad los distintos niveles
Característicos de la camaradería aquí sita.
Sin demandar a ninguno más cortesía
Que la de dejar al César sin laureles.
Piero Galasso
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