(A todas las lunas imperfectas.)
Qué tranquilidad aquí arriba,en esta cima tan alta y tan sola. Como tú. Desde este lugar se divisan unos paisajes espectaculares. Mi cerveza ayuda a dibujar las líneas, los colores se mezclan sin miedo, como dos niños jugando a ser mayores pero sin los miedos estúpidos de los adultos infantiloides. Aquí pongo la bandera de la noche, que todo se cubra con la sucesión perfecta de palabras que mi mente se esfuerza en encontrar para enamorarte. Cada vez es más difícil dejarse arropar por la sábana del aire; un poco más de tiempo y consigo ponerme a tono con tu elegancia, hacerte cosquillas con mis comentarios estúpidos.
Mi padre me descubrió un día tu presencia y desde entonces mis sueños se cruzan con tus transformaciones, mi mirada contiene el secreto de tu luz, mi piel descubrió el antídoto a la oscuridad fría. Hace poco descubrí que lo único que tengo es una sonrisa y la suela de mis zapatillas para seguir tus coordenadas. Para escaparme contigo me deslizaré por el árbol que abraza mi ventana; la suerte será mi destino, el mundo como único testigo de mi locura lunar.
Fruta resplandeciente, alma luminosa. Aunque digan que no, hueles a tus mares, hueles a volcanes a punto de erupcionar sonidos. Mirarte y mirarte es mi único pasatiempo permitido. Dentro del cuadrado en el que vivo tú eres mi oxígeno, recoges mis piezas para hacerme cometa, convertirme en un ritmo desconocido que consigue hacer danzar a las hortalizas nocturnas en el huerto de mi imaginación.
Mi objetivo es acompañar con letras torpes tus baños plateados, besar tu superficie rugosa con la esperanza de no abandonarme nunca al abismo. Mi falta de entereza y tu falta de gravedad no evitará que nos sumerjamos en cualquiera de las páginas de un libro cualquiera para, una vez escondidos, hacer el amor de la manera más lenta posible.
Luc Dupont.
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