Yo, sucio, perdido, entero, díscipulo del sueño
pretendo apreciar de los otros el silencio
sin decir, y acariciar, acariciar, acariciar
quemando todos los personajes de mi cuento
Tú, piel, raíz de mi pequeña historia
me recuerdas cómo quiero ser, cómo pienso
que mi corazón bombea tinta de un poema no escrito
y mi boca se empeña en buscarte en este estúpido incendio.
Salir, quedarse, acercarse al abismo
languidecer en un saco de miedo
Roer, roer, roer el nudo de mi cuerda
soñar con escaparse, pensar el cielo.
Olvidada melancolía que siempre vuelve,
y tú te me quieres escapar, finito tiempo
aprender, aprender, aprender, aprender
mi repetición necesaria de este momento.
Hoy pretendo liberar, abrir, respirar bien
pausar mi demostrada locura con este espejo
que devuelve palabras desnudas, quema puntos
me deja solo con el desgastado remordimiento.
La pasión no será vencida con pereza,
al menos mientras escribir sea un instrumento
que sopla, entona, y siempre se vuelve caracol
enroscado en cualquier tiempo de invierno.
Luc Dupont.
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