Aquella mañana según los planes del grupo debía ser soleada, pero desgraciadamente no eran capaces de controlar la meteorología. Pero no por ello eran menos poderosos. Su poder iba a ser probado esa mañana, iban a ser héroes de toda una época.
En aquella mañana habían logrado huir de los deberes monótonos para al fin cumplimentar una misión que habían planeado desde hace meses. Ahora solos ante el peligro aquel extraño grupo de tres chicos y cinco chicas iba a ponerse manos a la obra. Paso a paso cual provisional ejército estudiaron todos los factores a tener en cuenta antes de la hora H.
La indumentaria era la adecuada tenían que parecer tan normales como todas las demás ovejas del ganado, de tiempo iban realmente bien les sobraban diez minutos que resultaron eternos, portaban las herramientas adecuadas que habían conseguido gracias a interesantes videos de la red intensificados por su talento y curiosidad innatas. Una vez más estudiaron el plano y se situaron en el espacio y el tiempo de forma mental, recordando uno a uno los pasos. Todos iban a acordarse de EL GRUPO.
Así, Guillermo el menor del grupo pero de un coeficiente exageradamente alto se dispuso a repasar por última cuidadosa vez los pasos a seguir:
1. Nos situamos en los puntos estratégicos del edificio.
2. Dos a los sótanos, dos al gimnasio y otro al laboratorio.
3. Dispondremos el tiempo suficiente para salir y lo dejaremos todo a punto.
4. Luego 4 minutos para salir
5. Tenemos otro minuto para situarnos en la biblioteca en los lugares indicados
6. Hora H
7. Aunque el resultado y los daños colaterales no están calculados de forma exacta, nos comportaremos como si no fuéramos parte del grupo.
8. El grupo no volverá a reunirse.
Todos asintieron con la cabeza, no había nervios, no había incertidumbre, eran sujetos llenos de seguridad ante lo que iban a hacer, sin temor, sin emociones, para ello habían tenido semanas de preparación psicológica por parte de Lucía el alma mater del grupo de las chicas que junto a Guillermo habían ideado todo el plan, eligiendo a los miembros del grupo uno a uno entre los mejores candidatos.
Se pusieron en camino triunfante, quedaban dos minutos para la hora H. Con cuidado sin dejar huella ni testigo de la existencia del grupo paso a paso ejecutaron los pasos a seguir como eficientes hormigas.
Llegó la hora H y los dos edificios que constituían aquel colegio privado estallaron por los aires, uno de los dos edificios el central quedó desolado, solamente escombros, un par de pilares, hedor, sangre y podredumbre. El otro edificio dejó algunos supervivientes, aterrorizados. Entre ellos los miembros dispersos del ya no existente grupo, pocos más sobrevivieron.
Con la misión bien ejecutada, fingieron pavor, dolor, terror mientras en su interior sonreían de forma maquiavélica. La sangre, el hedor de carne podrida, bilis, excrementos, el horror de cuerpos a trozos, no supusieron para ellos nada más que franca sensación de bienestar. La pesadilla de no ser parte del ganado escolar había finalizado, ahora eran parte de algo, con lazos secretos e íntimos que no podían desatarse. Eran un Grupo que habían pasado con éxito su prueba de iniciación.
Semiramis Barces
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