martes, 28 de agosto de 2012

NIDO por Piero Galasso

Entonces es cuando la magia aparece y los bolígrafos se aceleran en los bolsillos de mis chaquetas. Historias de otras bocas retumbando en mi imaginario desplazando uno de mis pies de la rutina y atravesando la imperceptible línea de la locura sin genialidad, de la inconsciencia asistida y la virtud insistida.La inmensidad de las palabras se demuestra majestuosa provocando la estampida del vocabulario impregnando de letras unos personajes que aceleran el ritmo de mis latidos. Benditas sean la gramática y la semántica.


La potencia de las palabras convierte al escribiente en muñeco de vudú de su propia imaginación, que dulcifica el papel de marionetista de manera centelleante hasta que, súbitamente, desaparece sin huellas ni sellos en el pasaporte. Afortunadamente, de los viajes del alma no se conocen registros ni aduanas.

Desde los 5 o 6 años Egipto y su mundo antiguo ejerce una fascinación sublime sobre mi hambriento intelecto y, especialmente, la figura de los escribas y su posición humilde en una disparatada sociedad con dioses de carne y hueso.
Ahora, como escriba unidireccional y para mi regocijo particular, me contento con llevar las cuentas de mis conquistas y derrotas sin más papiro  que mancillar que este homérico y estelar tamiz que es la vida, el cual atravesaré cuando sea demasiado delgado como para seguir bailando cada nota musical de las historias de mi imaginario. 


Piero Galasso

martes, 21 de agosto de 2012

NIDO por Luc Dupont.




Nunca sabes cómo lo hace, pero la vida siempre te da lo que le pides. Y un poco más. Yo le pedía pasión y un poco de locura. Andaba loco por encontrar las señales de algo que me levantase el ánimo y la piel, por decirlo de alguna manera. Y es que a  mí siempre se me ha dado mal ponerle nombres a las cosas y finales a las fiestas. Cuando baja el rio preñado de vino y de vida, soy el primero en dejarme llevar por su corriente hasta que se termine el violeta del tinto.


Cuando abrí los ojos después de tus besos y mis  mil trampas contigo, el tiempo me dio una merecida bofetada. ‘’Despierta muchacho, te has quedado dormido en tus nubes y tus miedos. ‘’ El no engaña y yo no pretendo distraerle con trucos fáciles. Lo único que quiero es seducirlo para que sus manecillas me lancen hacia encontrarte.  Y mientras espero a mi partida, me meto en nuestro nido sucio y caliente. Enroscarme, abrazarte, acojonarme imaginándome sin ti, hacerte el amor como siempre y como nunca, sudando, revolviéndonos el uno contra los miedos del otro, volviéndonos más locos que mis dudas, reventadas ya por ti y por el roce de tus piernas.


Ahora que toca tocarme las palabras yo solo, no podría estar más contento y más melancólico. Siempre tuve imaginación para sonar y paciencia para leer tus libros. Tal vez con un poco de música en mi cabeza pueda encontrarte un hueco de esos que te gustan, para que vivas ahí siempre, en tu rincón imperfecto. Quizás hubieses preferido que no tocase algunas notas, que evitase algunos sonidos tremendamente desafinados, quizás hubieras querido que supiese bailar bien. Pero yo solo te puedo llevar cosas dulces adonde estés, para que te desayunes nuestras diferencias y dejes nuestras espinas dorsales desnudas, encariñadas una con la otra. Ciegos y sordos, tu sur arrasa con todo el norte que pueda tener.  

Ahora toca seguir el espectáculo de lo inesperado, sabes que no me gusta ser como los demás. Porque tú no lo eres. 

Luc Dupont.