¿Cuántas promesas hemos roto y reciclado en perfectas conveniencias actuales? Nuestros lunares nos acusan de haber renunciado a nuestros principios en más de una batalla, nos delatan ante los ojos de otro pecador. Cuando la guerra termina, las máscaras se intercambian entre supuestos vencedores y vencidos, entre malditos y maldecidos.
Nuestros ayeres y nuestras tierras quemadas arrasan los ojos y trafican con órganos capitales; después de ponernos en rebajas es complicado que alguien nos vuelva a comprar por precio completo. Ya sabe usted, querido comprador que conmigo siempre van unos cuantos puntos suspensivos a veces suaves, a veces más violentos que las cuentas no saldadas. Todos tenemos cartas que debemos esconder con cobardía y palabras que nos hacen agachar la mirada, mentiras de algodón, pasado infinito.
En nuestros alardes de juegos malabares residirá nuestra pericia de caminar por la cuerda floja de los trapecistas del tiempo impertinente. Nuestras pisadas deberían ser cristales de bohemia, elegantes pero fáciles de romper, espejos retrovisores que nos avisen de cómo nos adelantan nuestras mentiras por la derecha.
Gracias a Dios existen ciudades multitudinarias donde no ser nadie, canciones capaces de hacernos olvidar, poemas de naufragios anteriores, islas desiertas, lágrimas de cocodrilo, soles de madrugada.
Luc Dupont.
martes, 13 de agosto de 2013
sábado, 10 de agosto de 2013
FLACO por Piero Galasso
Busque sentirse agraciado.Prepárese un combinado suave y relájese en su diván escuchando “Blue train” de Coltrane. Regálese ese momento reparador. Se lo ha ganado. Ha sido usted un remarcable individuo en el desempeño de su jornada laboral y se merece una victoria. Olvíde esas estupideces que copan su pensar arbitrariamente y abandónese al gozo. Siempre es mejor disfrutar un puro que apurar un cigarrillo en una situación como esta. Calma. No existe nadie más en su mundo. Usted es el ahora y el futuro cercano. Elija vivir en blanco y negro en la época de la alta definición. Macere su organismo con el suave rumor de la música . Imagínese el único convidado a un recital atemporal. Todo gira a su alrededor. Es usted la luz que gobierna un sistema planetario.
Le recomendaría un libro pero, dadas las circunstancias, se antoja primordial cerrar los ojos para redondear la situación y estar preparado. Experimente el sueño que le venga en gana antes del que ha de escaparse de su control. De tal modo que cuando la luz se disipe se convierta usted en director, guionista y productor y no se preocupe, la banda sonora ya la tiene de antemano. Por una vez, encadene al subconsciente, aunque se resista, y experimente el placer de recrearse en los recovecos de su mente. Y cuando la música termine y su diván adquiera una estupenda quemadura de cigarro puro, diríjase a la sala de baño, llene un balde de agua fría y sumerja su cabeza en intervalos de 5, 10 y 15 segundos. Acto seguido, acuda a la llamada de Morfeo con la curiosidad y el subconsciente desatados. Despeje la ropa de la cama, despójese del batín y deslícese entre las sábanas. Lentamente, le sobrevendrá la más dulce las muertes mientras, desde la carátula, John Coltrane parecerá contemplarlo con una mezcla de satisfacción y orgullo en su mirada.
Extracto del libro “ Aprenda a morir” de Ray Bradbury
Piero Galasso
jueves, 8 de agosto de 2013
FLACO por Luc Dupont
En el momento en el que los cuchillos de la cocina comiencen a afilarse con esmero cuando no los miras y las ventanas se tornan tapias de hormigón manchadas por las cenizas de cigarrillos olvidados, llega el momento de escapar limpio o mancharse entero y enfundarse de nuevo la piel de gitano camaleón capaz de imitar cualquier color y embadurnarse de cualquier estado de ánimo sin perecer.
Antes de cargar las escopetas y apretarse el cinturón de cuero para salir a la guerra, siéntate a fumarme, a consumir mi relato sin prisa por volver a sentirte miserable. En cada calada nuestros tiempos se abrazan y despiertan ante la certidumbre de que el tiempo es circular y donde te encuentras ahora no es más que la continuación de algo anterior y la precuela de un drama o comedia posterior que te dejará sin aliento ni motor.
Los pelos y la piel que dejamos cada noche en la almohada son las palabras que escribiste ayer, son ya tan poco tuyas como mías, al de ayer no se parece nadie. El de ayer era un tipo más.
Antes de cargar las escopetas y apretarse el cinturón de cuero para salir a la guerra, siéntate a fumarme, a consumir mi relato sin prisa por volver a sentirte miserable. En cada calada nuestros tiempos se abrazan y despiertan ante la certidumbre de que el tiempo es circular y donde te encuentras ahora no es más que la continuación de algo anterior y la precuela de un drama o comedia posterior que te dejará sin aliento ni motor.
Los pelos y la piel que dejamos cada noche en la almohada son las palabras que escribiste ayer, son ya tan poco tuyas como mías, al de ayer no se parece nadie. El de ayer era un tipo más.
Antes de rendirte, obsérvate y grítate tus vergüenzas , échate en cara todos y cada uno de tus miedos para acabar riendo y abrazando cada una de tus maravillosas derrotas. No somos más que escritores buscando la gran goma de borrar para comenzar a crear de cero.
Primero de volverte inútil y aterciopelado en el sofá, recuerda cuando volabas bailando con la más elegante de las mujeres. Acuérdate de lo bien qué vestías aquella noche y el halo mágico que desprendías. Allá fuera todos te miraban con el corazón en la mano esperando otro destello eléctrico de tu cajón de sorpresas.
Recuerda también cuando te subiste al escenario de la vida después de otro ocaso mortal y el silencio se apoderó del incrédulo público que aguardaba otra mediocridad del tipo solitario. Las miradas se afilaban mientras disparabas lindas palabras certeras escritas desde el órgano bombero de líquido rojo que siempre te salva. El verano volvió a su punto álgido gracias a tu gracia y verborrea. Todos te esperaban en la eterna sala de espera del jodido tiempo extractor de muelas amorosas y apareciste entero y redondo. Radiante.
Por eso, antes de ponerte loco y que le vomites tus entrañas al primero que pase, piensa. Ni verano ni Navidad son buenas épocas exorcizantes. Y si no haces caso y te vas a ningún lugar con la mirada perdida y el corazón reventado, explota con amor.
Luc Dupont.
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