lunes, 10 de diciembre de 2012

DESENLACE por Luc Dupont.


Con las manos marcadas por sus infinitas callosidades, el músico artesano exige a gritos paciencia y dilación al impaciente tiempo.

-¿Usted quiere un trabajo bien hecho, o pretende llevarse a sus entrañas un conjunto vacío y carente de alma?

-Yo quiero algo bueno y lo quiero ahora.-, grazna el tiempo sin paladar poético. Sus colmillos se encuentran ya afilados para desestabilizar cualquier yugular bohemia.

El artesano resopla. Él también se ha convertido en un hombre sin tiempo. Sus musas se han puesto de acuerdo para abandonarle y visitarlo muy de vez en cuando. Ahora, cada vez que coge su guitarra, debe revolverse y retorcerse sobre sus perezas con la mayor de las violencias y permitir que sus dedos se despellejen solos tratando de encontrar cualquier tipo de sonido que valga la pena.

Todos los artefactos artificiales y las compañías desestabilizantes se marchan cuando la silla de madera pide su presencia, sólo su soledad es abrazada con ganas en su escenario. Sus ropas de tipo desastrado con estilo, sus vinilos rayados a conciencia y sus poses perfectamente estudiadas a lo Keith Richards se esfuman enseguida porque no hay sitio para nadie más que él y su piel. El proceso de creación es dulce por lo vulnerable, pero a veces es duro arrancar las historias de la tierra. Se enroscan tozudamente y hay que tirar con fuerza y persistencia.

Nunca nos gustaron las novelas de Marcel Proust ni sus frases interminables, aunque tenía razón cuando defendía con su vida la capital importancia de contar historias y la necesidad de contarlas bien. Somos cuentos e ilusiones entrelazadas que desesperan en lograr que alguien las entienda o al menos las escuche. El problema es elegir bien qué historia queremos contar y cómo.
El músico artesano recita de memoria versos sacados de algún libro antes de enfrentarse consigo mismo. Los aullidos del tiempo expectante ensordecen sus oídos y dificultan el precioso recorrido de las letras por el inocente papel, cómplice involuntario de un acto creativo. Lo que nazca esta vez será mejor o peor, ya se verá.

Sueñen sus historias lentas, ahúmenlas y sáquenlas a pasear con asiduidad. Suden sus tristezas con esmero y dancen hasta el comienzo de la siguiente página. 

Luc Dupont. 

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