miércoles, 29 de febrero de 2012

VIRTUD por Piero Galasso

Lo más duro era no poder disfrutar de los fines de semana. Jugar al fútbol con los amigos, ir al río a cazar cangrejos o pescar carpas, demonizar a los que no podían ser rápidos porque insistían en fumar o recorrer kms y kms en bicicleta sin apuro de ningún tipo. Simplemente infancia y felicidad. 


Correr es sinónimo de estas dos palabras.


La llamada de recuerdo venía siempre un día antes o dos. Una voz autoritaria y muy poco paternalista recordaba horarios y escenarios. Si me escabullía por hacer cualquiera de las cosas que me gustaban por aquel entonces, que no distan mucho de las de ahora jugar, cazar, demonizar y recorrer aunque ,evidentemente, hace años que felizmente apareció trabajar para cerrar el pentágono, la voz se personalizaba en cualquier lugar para soltarme una reprimenda por no aprovechar, decía,  mi talento. Quien sabe, nunca se sabe.


Nunca estuve tan en forma como en aquella época. Entre los múltiples actividades que realizaba, la que más me gustaba era el fútbol, la que detestaba ,por no entender que diantres hacía yo allí vestido con aquella chaqueta imposible y el maldito olor a pies, era el judo y para la que había nacido era el atletismo.La segunda no se correspondía para nada con mis virtudes, es más exponía todos mis defectos. La tercera se combinaba con la primera dando a entender que podría ser fuerte tras una pelota, pero la voz que siempre me llamaba un día antes, o dos,  sabía que reunía todas las características para las pruebas de velocidad y medio fondo, el 4x 60,  el salto de longitud ,tripe salto de longitud y de  altura, aunque menos, llegando incluso a competir en lanzamiento de peso lo que viendo mi cuerpo de keniata decolorado carecía de todo sentido.

Recuerdo aquella clase de gimnasia ya talludito cuando al primer intento salté más allá de las colchonetas que había colocado el profesor, calentándome las plantas de los pies y llenándome de un polvo blanco hasta el pelo. Nadie de aquella clase, se acercó ni lo más mínimo a mi marca por mucho que alguno se afanase en intentarlo una y otra vez una y otra vez. Es una sensación que se tenga la edad que se tenga lo engrandece todo. Eres el mejor, el número uno.

A las actividades anteriores se le sumaban sesiones de 60 km en bicicleta todos, TODOS, los domingos por la mañana e ir a la escuela con unas botas, de kg y medio de peso cada una, harían que mis piernas fuesen como pistones de un motor de combustión interna que necesitaban de actividad constante para no anquilosarse. Todavía me sorprendo de lo rápido que era aún con esos zapatones en mis pies y los otros niños se lo pensaban a la hora de entrar a un balón dividido conmigo dado que ,una tarde, uno de ellos salió despedido dándose con la cabeza en el cemento de las gradas. No le pasó nada, éramos niños 1.0. Es por la suma de estos esfuerzos que los músculos del grupo dorsal de mis pies están estentóreamente por encima de su tamaño normal. Aunque bien es verdad que en ellos se acumulaba la explosividad que me permitía ganar carreras y casi entrar en el podio autonómico de varias categorías del atletismo previo  barrido en las provinciales. Las medallas enredadas en alguna caja en el trastero así lo confirman con orgullo.

Lo que más se me atragantaba era la soledad ante cualquiera de esas pruebas. También los nervios, unos temblores que jamás he vuelto a sentir. Nunca. No pasa un día sin que eche de menos esa sensación electrizante.

La más intensa de entre las pruebas que realizaba era ,evidentemente, la velocidad porque era mi especialidad y no necesitaba de espejos retrovisores para saber que los demás de mi estatura se quedarían atrás a los diez metros. Para un niño de 10 años eso es lo que le imposibilita creer en religión porque se siente un dios en ese momento. Desafortunadamente, se baja de los cielos cuando cerca de los 13 años unos niños evolucionan antes que otros y tres de ellos te sacan una cabeza y 20 cm de pierna.Tu ímpetu en la salida les gana varios metros y aguantas hasta los 40 metros en cabeza pero a partir de ahí, la derrota pura y dura te abraza viendo como el primero de ellos levanta los brazos y se ríe y apunta a la grada con sus manazas atolondradas de gigante adelantado a su edad. Sentir impotencia siendo tan crío te hace, a la larga, ser un despreocupado.  Entonces lloras y lloras y lloras y te cagas en lo que se te ocurre y maldices tu mala suerte por ser un enano cuya mala ostia es mayor que su propia estatura. Cualquiera que haya corrido con tacos sobre goma sabe de lo que hablo.

Las más divertidas de las pruebas eran las de medio fondo y fondo por los bosques habilitados para ello. Recuerdo una carrera en la que un adversario me tiró una piña a la cabeza después de un codazo en las costillas. Ese tipo de situaciones son las que te hacen ganar carreras sumando venganza a la propia competición. No había jueces a cada tramo con lo cual las putaditas se sucedían. Codo al costillar, piña a la cabeza, patada en el cuádriceps,  te voy a mandar contra ese pino, idiota, etc. Eso sí , al final de la carrera todos amigos y el respeto se repartía por todo el recinto entre atletas y familias. 

Como es eso que dicen que el fútbol es un deporte de caballeros jugado por brutos y el rugby es un deporte de brutos jugado por caballeros. Pues bien, el atletismo es el único deporte donde el mayor adversario contra el que te enfrentas es tu último registro y mientras compites, todos esos delgaduchos sólo piensan en quitarte de en medio para ,posteriormente, admirar en sintonía fraternal a nuestros héroes olímpicos.


Piero Galasso

domingo, 26 de febrero de 2012

PASADO por Piero Galasso

Te llaman pasado porque habitas en el recuerdo
con acierto eliges todas mis conquistas
cual marinero deja tabernas en mil puertos
como el nativo se queja ante quien lo coloniza.

Te llaman pasado porque mientes con pícaro gesto
me obligas a desistir en mi búsqueda de la imagen perfecta
bebiendo de la primera luz que se encienda
luchando contra los elementos para evitar un final funesto.

Te llaman pasado porque devoras mis mejores tiempos
cual preámbulo del siguiente evento sin ánimo de lucro
nutriéndote de mi imaginación fascinas a un público sin entrada
que vestido con sus mejores galas otea todos mis posibles futuros.


Te llaman pasado porque ocultas mis miserias
alegrando con inventiva la comparsa de mis memorias
creando parábolas que enseñan con parsimonia
lecciones luminosas a quien olvidó la sonrisa.



Piero Galasso

miércoles, 22 de febrero de 2012

PASADO por Luc Dupont.

Quedarse inmóvil y apoltronado no va con mis nuevas cartas, con el juego que me voy inventando cada madrugada entre mis viejas dudas y mis nuevas debilidades. Mirar hacia atrás no me ayuda a decidirme; esos olores me paralizan. Y es que prometí no volver a aquel lugar donde nos estrellamos el uno contra el otro, cuando todavía íbamos sin frenos y sin miedos, y éramos más valientes que cobardes.

Hoy con el café de mi mañana se me coló tu voz, acompañándome todo el día, inesperado suplemento dominical del engordado diario. Tu dulce rastro llega a mi refugio anti huracanes como tú y yo. No quiero dejarme vencer por la idealización pasada de momentos no tan gigantes quizás como mi memoria quiere hacerme creer.

Pero qué le vamos a hacer, yo sigo siendo piel y tú sigues siendo canción, y aquella dulce locura que creamos me viene a saludar hoy, como un viejo amigo que se pasa con la seguridad de que le vas a recibir con esa difícil mezcla de sorpresa y añoranza.

Repaso tus acordes y tus letras y me suenas bien, me sigue gustando tu melodía.

Me pongo esta chaqueta que te gustaba y rememoro el patrimonio de gestos y palabras único y nuestro que el tiempo no ha conseguido destrozar. No me acuerdo quién era contigo, quién eras tú ni quién soy yo. Ninguno de los dos supo nunca la verdad, y a nadie le interesó. Sólo la luz de tus ojos importaba, todos y cada uno de los beses, tu manera de sonreír.

Con un poco de vino brindo por tí y por mí, por el monumento a la ilusión que construímos y derrumbamos después con ganas. Aquí me quedo yo con mi locura y mis ganas de querer querer, de respirar y de seguir escribiendo o gritando según la intensidad del vacío de tu ausencia.

Luc Dupont.

sábado, 11 de febrero de 2012

CONTINUACIÓN por Luc Dupont .

Me quiero explicar. 

En 1984 Stevie Wonder nos decía constantemente en la radio " I just called to say i love you", y el muro de Berlín se mantenía fisicamente aunque sus días estaban contados. En materia deportiva, Los Ángeles se preparaba para organizar sus primeros Juegos Olímpicos, y se había convertido ya en el centro de la vía láctea deportiva, con todos los países girando en plan hulla-hoop alrededor de la ciudad californiana.  Aunque el momento más interesante del año se produjo en el lugar más inesperado. Quién iba a decir que sería en la anodina Suiza donde por primera vez en la historia un hombre bajaría de los 10 segundos en los 100 metros lisos. Calvin Smith. El hombre que supuestamente tuve el placer de entrevistar en 2010 para el especial " los héroes olvidados " de la revista Sports Centre.

 Aquí les dejo el pequeño artículo:

Sports Centre, 16 de abril de 2010.

Calvin Smith, o el héroe de la basura. Pocas letrinas de baños públicos desprenden peor olor que el inmundo hogar de Calvin. Traspasar la puerta de ese antro y observar la desdentada sonrisa de semejante alcohólico es algo que no le deseo a nadie. Me acomodé en el único rincón del sofá que no estaba bañado por un sospechoso líquido amarillo para intentar entablar conversación con ese engendro, pero lo único que salió de su boca fue una retahíla de eructos y frases sin sentido de un lenguaje que sólo debe entender él mismo. Otra cosa que seguramente debe entender este personaje es cómo relacionarse con las ratas, ya que en el poco tiempo que pasé en el infierno llegué a contar cuatro, una de ellas con un sospechoso parecido a un gato, al menos en tamaño. Nada interesante puedo resaltar de su personalidad excepto su alto grado de compromiso, con el alcohol me refiero, pues el fulano no se deshizo de la botella de jhonny walker ni un momento. El momento más vergonzoso de la noche fue cuando pretendió besarme. Gracias a dios que mi juego de piernas fue más ágil que el del mismísimo Muhammad Ali y logré evitar lo que hubiese sido el instante más lanentable de la historia del deporte. Hoy me pregunto porqué soy periodista. 


 Pues sí señores, este es el artículo que escribí y por el cual he sido demandado.  Reconozco que nos equivocamos de domicilio y aquel pobre señor que "entrevisté" no se llamaba Calvin ni tiene ninguna relación con él.  Reconozco además que el primer hombre en bajar de los 10 segundos en los 100 fue Jim Hines en 1968, pero eso en aquel momento no lo sabíamos.

Espero que todo este escándalo que se ha montado a mi alrededor no continúe y recordemos al señor Calvin Smith y su hazaña de ser uno de los primeros hombres en bajar de los 10 segundos en los 100 como una metáfora de que las barreras mentales son capaces de ser derrumbadas.

Déjenme vivir, señores, déjenme vivir.

Luc Dupont.

jueves, 9 de febrero de 2012

CONTINUACIÓN por Piero Galasso

Calle Tuset 13. Barcelona. España. Consulta del Dr. Xavier Cugat. Una mujer, Blanca, explica alicaída la situación en la que se encuentra su marido, Eugeni. Son las 11.07 de la mañana, suena una canción de Chico Trujillo de fondo y los rayos de sol se cuelan desvergonzados por la ventana.

Blanca: Al principio me parecía un comportamiento temporal provocado por tensiones en su trabajo. No venía a casa hasta la medianoche, sólo comía bikinis de jamón cocido y queso para cenar, y sus fines de semana comenzaban y terminaban de la misma manera. Haciendo ejercicio, de cualquier tipo. Su humor despareció y sólo se reía cuando veía a Angela Merkel en el telediario de la 1, porque nosotros siempre vemos esos informativos. Era una carcajada como de nostalgia,francamente díficil de explicar. Más adelante comenzó a cambiar físicamente y se convirtió en un Adonis de mediana edad, proyectando una vigorosidad deliciosa en todo aquello que hacía. Él nunca había sido muy disciplinado, y yo me sorprendía con esta constancia en todo lo que hacía y no me quejaba porque estaba harta de desquiciarme por su inapetencia en el pasado. Lo que ya me turbó el sosiego fue el mechón de pelo amarillo que le surgió en la nuca para después poblar toda su cabeza. ¡Menudo disparate Sr. Cugat! ¡Se volvió rubio a los 47 años!. Lógicamente, empecé mi investigación para ver si se veía con otra mujer, si sentía un perfume distinto en su camisa, mensajes o llamadas extrañas y nada. Allí sólo había desconcertante y rotunda normalidad. Ni siquiera busqué recibos de cortes y tinte de pelo porque se lo seguía cortando yo, que sé reconocer una buena mata de pelo natural cuando le veo entre mis dedos. Lo que me hizo venir a verlo, fue el hecho de que sus ojos cambiaron de tonalidad, de un marrón verdoso pasaron a un azul claro impersonal. Nunca me fié de las personas que tenían los ojos azules y el repentino cambio me hizo pensar en enfermedad y es por esto que estoy aquí hoy. ¿ Qué le ocurre a mi marido Doctor?

Doctor: En primer lugar, es complicado lanzar un diagnóstico sobre la situación física de su marido dado que no puedo auscultarlo ni evaluarlo en condiciones normales. También es cierto y , en base a los síntomas que usted me ha ido relatando , que me creo capacitado para lanzar una primera y mu poco halagüeña hipótesis. Me temo , querida Blanca, que su marido se ha convertido en un alemán de clase media.

Blanca: ¡DIOS MIO! pero ¿cómo puede ser eso posible doctor?

Ahora, querido lector, si el texto provoca creatividad en usted continúe el diálogo como mejor le parezca.


Piero Galasso

domingo, 5 de febrero de 2012

AGUA por Luc Dupont.

Estas zapatillas desgastadas me llevan esperando todo el día, como un perro impaciente para salir a la calle. El acto de calzármelas y ponerme el sucio pantalón de siempre es una delicia. Correr, correr, correr. Correr significa darle al "pause" de mi ansiedad e iniciar el encuentro con el camino,  conmigo. Pero...

 La nieve ha sorprendido hoy a Londres por enésima vez, y lo que prometía ser un encuentro veloz con el verde del parque se ha convertido en el triunfo de este blanco misterioso por carecer de significado. Su único sentido es el de disfrazar a una ciudad en cuento, de cambiarme a mí los planes y sorprenderme. Este helado manto se traga a la manada, a saber dónde han quedado los ejecutivos ansiosos y las miradas furtivas  que pueblan esta monstruosa city.  Esto es el purgatorio después del infierno de rutinas. Ganarse el pan de cada día será más arduo y frío debido a la congelación de los medios de transporte y de las medias de mujeres que quitan el hipo. Las inglesas son dadas a la excentricidad, y el frío les hace despojarse de sus prendas. Me pregunto si hay lugar para el amor en el blanco, si no es preciso un poco de rojo sangre para conseguir el azul del cielo. Lo que sí parece alimentar este tibio color son mis sedes artísticas, y a falta de un buen libro que me abrace, mejor tener ganas para  comerse la boca con cualquier vino barato. La cocaína también es blanca pero yo siempre fui demasiado cobarde como para ser un perfecto imbécil. 

 A cada huella que dejo en la acera de nieve pido perdón, pues no me gusta molestar ni que me molesten, ni dejar rastros innecesarios que te guíen hasta mi retahíla de complejos.  Los gatos negros se convierten hoy en elegantes y poderosas panteras que dominan este nuevo reino polar, este simulacro de fin del mundo que tanto nos pone a tí y a mí, esclavos eternos de una curiosidad innata. 

 Bájate  hasta mi rincón para hablar de cualquier cosa, nosé qué vida inventarme ya para verte, para hacerte reír con las bromas de otro. Por tí dejaría de ser yo, me moriría en cualquier esquina fría y sola para reaparecer como una nueva versión de Lo anterior. No entiendo el blanco...

 No entiendo porqué esperas tanto tú para quitarte el abrigo y permitir que el frío haga crujir tus huesos hasta hacerte fuerte y mayor. Tú no dejas de imaginarte playas y yo no paro de imaginarte en ellas, dibujada en la arena y yo mirando el mar.

Luc Dupont.

miércoles, 1 de febrero de 2012

AGUA por James Duluth

El otro día me desperté y a los 4 segundos de estar consciente e incorporarme al mundo de los bípedos, comenzó. Una situación se repetía en mi cabeza , con personajes , diálogos , una escena en toda regla, y yo no conseguía recordar si era personaje implicado, voyeur, espectador o lector. A grandes rasgos,  la escena es la que sigue:

 Allí se representaba una situación de luto.5 señoras lloraban la perdida de un señor que había sido amable y generoso con las nacidas en los años pares, malnacido ñiquiñaque con las nacidas en los años impares y a la que nació en año bisiesto, aún habiendo nacido en año par no entraba en la categoría de las dos primeras porque el sujeto le tenía una veneración fuera de lugar. Las otras no entendían este amor platónico del fiambre por la señora bisiesta y la explicación no podía ser más misteriosa. En este momento de la ensoñación comenzaba en el recuerdo un cuarteto  de cuerda acompañando al propio difunto de nombre Mario, relatando el día en que conoció a la mencionada señora , ya conocida entre las señoras pares e impares como "La fresca bisiesta". La jornada en cuestión, Mario buceaba en una librería husmeando el recuerdo de un libro por descubrir o saborear, dependiendo del hambre de ese día, y entre las hojas de un libro acerca de la historia de la música, vislumbró de pasada ,lo que parecía ser la fotografía de un hombre que se le asemejaba. Curioso, jugueteó con las hojas entre sus dedos hasta toparse con la fotografía de un hombre, que efectivamente, era un reflejo congelado en el pasado de sus facciones. Mario ,aturdido, buscó en el pie de página ayuda  y encontró un nombre, Roger Freixas, y un número ,875258 seguido de las típicas herramientas de la criptografía para con la catalogación.

Por más que me esfuerzo no consigo asociar esta historia con ningún libro, película, experiencia o canción y no puedo olvidar . Es una tortura. Necesito saber como sigue. Me recuerda a las muchas veces en las que, sólo leyendo la sinopsis de un libro y previamente a la lectura del mismo, me lanzaba a imaginar un argumento posible que diera sentido a la trama escribiéndolo en las primeras páginas en blanco del libro a devorarUna vez dada buena cuenta de la lectura, volvía al punto de retorno y o bien me reía con mis disparates o bien me entristecía por haber calcado en líneas generales una trama punible por aburrida.


James Duluth