lunes, 18 de octubre de 2010

MÚSICA por Piero Galasso

Ella se despertó. Apagó el despertador quejándose del maldito ruido que genera. No diga canción, diga conjunto de pequeños y molestos sonidos que le crispan los nervios. Hizo esa elección para no ser vaga por las mañanas. Si remolonea debe soportar ese maldito soniquete. Ducha. Vamos Inés, hoy si, hoy si. Café sólo y sin azúcar, por favor. La vida es demasiado dulce como para ello. Mientras sorbe, divaga sobre el trabajo soñado donde le pagasen por divertirse, al igual que los taxistas. Siempre se dijo que es muy difícil toparse con un taxista que no busque conversación, que no intente entablar una conversación con el pasajero de cualquier tipo: Quejas sobre el gobierno, alabanzas a ese futbolista, repeticiones pesimistas de tópicos que no son otra cosa que verdades mohosas, criticas al imbécil que creó la palabra crisis, etc.
La compra de la licencia de taxista va acompañada de un manual que se compone de 100 páginas y desde la página 12 se instruye sobre los trending topics surgidos desde la revolución industrial hasta nuestros días. Nunca dudes en conocer la opinión de cualquier taxista acerca de la persona de Zaratustra.
Previa entrega de la licencia, se les hace un examen para comprobar sus niveles de conocimiento y en que áreas destacan. Así, tras la evaluación, se les distribuye por las urbes en función de sus conocimientos económicos, filosóficos, políticos o deportivos. Norte. Sur. Este .Oeste. Siempre están ansiosos de palabras, son devoradores impetuosos de rutina pero... disfrutan. Se ríen de todo aquel que no es de su gremio desde sus coches distintivos sabiendo que somos unos infelices. Se hace tarde. Corre. Escucha. Al correr escucha y corre porque escucha. Ese sonido le embota el cerebro y la obliga a caminar de un modo veloz. Cruza las calles hasta llegar a su puesto de trabajo. Asiste a un puñado de ineptas a eliminar ceros de sus cajas fuertes alquiladas. El avance de la mañana siempre la obsequia con un cigarrillo que emplea para observar a los aburridos viandantes matutinos: jubilados sin quehaceres, universitarios opositores a ni-nis, amas de casa cargadas de bolsas del súper, algún perro callejero en sus horas favoritas, etc. La única persona que camina sonriendo es aquella que , o bien va acompañada de alguien de su agrado, o alguien que va con unos auriculares incrustados en las orejas. Es cierto también que no todo el mundo con auriculares separa los labios pero ella sí lo hace y además, corre. Corre porque escucha música que la pone de buen humor y la hace saltar , reír, experimentar, sentir, vivir. Los países que no han sido bendecidos con la clase media generan música vivaz, rítmica , potente y enérgica. Por contra, los países del bienestar crean tonadillas pesimistas, hurañas, nocturnas , sin vida. Inés se ríe tras colocar las últimas 2 líneas en al archivo de sus argumentos. ¿Por qué?. Taxista dixit.


Piero Galasso

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