Abres los ojos. La luz golpea y se viene el primer envite. Coño, molesta. Que sea la última vez que te permites hacer una frase con esas dos palabras juntas. Benditas comas.
Atesoras en tu boca medio millón de gérmenes más que hace nueve horas y no sabrías describir que sabor campa a sus anchas por tu boca. No es dulce. Salado tampoco. Un poco de las dos. ¡Qué más da!, al fin y al cabo lo único que te importa ahora es seguir con tu nueva y preferida rutina. Nervioso, enciendes un cigarrillo para que el humo le de la teatralidad que se merece el momento, y ya sientes en tu interior regocijo y tus mofletes comienzan a contraerse. EL MOMENTO. Las personas de tu alrededor contemplan un tipo semidesnudo que se sonríe y se sabe dichoso y en su felicidad sólo tiene ojos para el milenario tesoro en perpetuo movimiento delante suyo. El océano ,por su parte, parece agradecer su admiración enviando a la brisa para que desordene los cabellos de su nuevo acólito.
La mejor utilidad del dinero es que sirve para comprar anonimato. De vez en cuando haces la transacción pertinente y experimentas la felicidad del que disfruta de algo que no es suyo y lo disfruta al máximo sabedor de que tiene fecha de caducidad.
Cuando eres anónimo no encuentras noes y los síes se agolpan en tropel en las comisuras de tus labios, de tal modo que tu boca se abre generando una amplia sonrisa imperturbable. Es por ello que este cuaderno a dos mentes funciona y aún tiene sentido porque ni Luc es Dupont ni Piero es Galasso.
Así que cambiaría el dicho y diría que la felicidad no se compra con dinero pero sí el billete de avión hacia el lugar donde sabes que puedes encontrar un amor sincero.
Piero Galasso
jueves, 4 de julio de 2013
jueves, 20 de junio de 2013
DINERO por Luc Dupont
- París huele a dinero. Tú hueles más a mar y a libertad. Y en este intervalo de tiempo insignificante e indoloro nos dibujo tranquilos y metódicos, perdidos en nuestras cosas y ajenos a los temporales venideros. Que nos coja calientes.Montmartre se presenta a mis pies con un sol radiante y una promesa de que cada peldaño subido merecerá la pena. Lo único que se añora en el paisaje es el Mediterráneo, que parece asomar la cabeza en cada plaza y esconderse avergonzado de no bañar los sueños capitales de los parisinos. Dicen que el Mediterráneo anda raro con su querida Europa, dicen que la quiere abandonar, que la vieja se ha vendido a la más burda de las mentiras y que él todavía quiere ser bohemio rico en París, dicen que un día va a subirse a Montmatre a reventar.La plaza du Tertre también huele a dinero y debemos alargar los cafés para cerrar el agujero provocado en el bolsillo. Pintores de primera y de segunda ofrecen sus lápices al mejor postor; cada trazo dibujado en París vale un pastón, todos nos afanamos en inmortalizar recuerdos pues pronto se nos acabará el dinero y nos mandarán a casa. Pero este sol vale un millón, y la compañía más. Mi piel respira la belleza del mundo y las farolas comienzan a iluminar los puentes del Sena.Estudiantes recién salidos del instituto escupen naderías en francés conocedores de su condición superior de parisinos. Yo los observo como el pueblerino recién llegado a la capital, boquiabierto a cada paso y anonado con la sensualidad de los sonidos, de las ropas, de las facciones. Las narices afiladas de los franceses se nutren de exhibicionismo, de derroche fatuo y delicioso. Sus gestos son tan caros como las gotas de champagne.Encantado de respirar el aire monumental de París y poder transitar tímidamente por sus arterias de oro, me permito caminar como si tuviese estilo, como si fuese parisino.Luc Dupont.
sábado, 8 de junio de 2013
CANTANTE por Piero Galasso
Aquiles entra en el local, toma asiento y se recrea contemplando el trajín de esa específica parte del mundo a través de la vidriera. La camarera, airada, se indigna con que ni se molestase en acercarse a la barra a transmitirle de que clase era la necesidad de su apetito que quería satisfacer. Con paso tordo, se acercó a su cliente y , mecánicamente, inquirió:
- Buenas tardes caballero, ¿qué quiere tomar?.
Aquiles se detuvo en su absorción al sentir el estruendo de las palabras tan cerca de su rostro y recordó aquel artículo sobre la neurología y las células espejo que habitan en los cerebros de los infantes y procuró desempeñarse socialmente de la mejor manera.
- Un café sólo y no se moleste en colocar cucharilla o azúcar en el platillo. Gracias- Dijo con resuello
La mujer , amparada en su sonrisa de plástico, se dirigió a realizar su tarea pensando en la extrañeza que advirtió en la mirada del hombre. Normalmente, los varones suelen recrearse furtivamente en su busto mientras la creen agasajar con chascarrillos buscando una sonrisa verdadera. Este caballero, en cambio, simplemente ordenó su específica comanda con tibieza y sustrajo un bolígrafo y un cuaderno los cuales empleó para ponerse a escribir.
Curiosa y, una vez hubo entregado la consumición, intentó leer de soslayo algo de entre lo que aquel hombre llevaba escrito. En su premura y por lo limitado de su tiempo, sólo distinguió tres palabras que, anejadas, eran la fórmula de una pregunta:
- Buenas tardes caballero, ¿qué quiere tomar?.
Aquiles se detuvo en su absorción al sentir el estruendo de las palabras tan cerca de su rostro y recordó aquel artículo sobre la neurología y las células espejo que habitan en los cerebros de los infantes y procuró desempeñarse socialmente de la mejor manera.
- Un café sólo y no se moleste en colocar cucharilla o azúcar en el platillo. Gracias- Dijo con resuello
La mujer , amparada en su sonrisa de plástico, se dirigió a realizar su tarea pensando en la extrañeza que advirtió en la mirada del hombre. Normalmente, los varones suelen recrearse furtivamente en su busto mientras la creen agasajar con chascarrillos buscando una sonrisa verdadera. Este caballero, en cambio, simplemente ordenó su específica comanda con tibieza y sustrajo un bolígrafo y un cuaderno los cuales empleó para ponerse a escribir.
Curiosa y, una vez hubo entregado la consumición, intentó leer de soslayo algo de entre lo que aquel hombre llevaba escrito. En su premura y por lo limitado de su tiempo, sólo distinguió tres palabras que, anejadas, eran la fórmula de una pregunta:
¿QUÉ TAL TODO?
Dicha cuestión llamó su atención dado que si colocase en el océano una piedra de azúcar por cada vez que la escuchó, éste perdería su condición salada en favor de una edulcoración extrema. Siempre se decía que el lenguaje se ha domesticado y manoseada hasta tal extremo que a una mastodóntica pregunta como ésa, el Omnia, la totalidad, solemos contestar trivialidades vulgares como bien, mal , ya ves.
En estos pensamientos estaba sumida cuando, de golpe, sus gráciles facciones se evaporaron convirtiéndose en una mujer sin rostro y la realidad y la fantasía de Aquiles se entremezclaron por un instante, corto, haciéndolo dudar de si en ese preciso momento, la vida era sueño.
Piero Galasso
jueves, 9 de mayo de 2013
CANTANTE por Luc Dupont
Acariciaba sus sueños con la misma delicadeza que abrazaba
sus miedos, de vez en cuando dejándose algo más que la piel en una tarde
cualquiera. Las rutinas son suaves y asfixiantes, se decía, el mundo no deja de jugar con
nosotros y engañarnos constantemente en una representación que no sabemos
entender. Él le ponía sentimiento a sus rutinas y las nuestras arañando las
cuerdas de su inseparable guitarra, ajeno al ruido de los demás, seguro de
entonar mejor las palabras que los días.
Su corazón, como suele ocurrir, se rompió de madrugada, y jamás volverá a decir
quizás, y quizás no vuelva a decir jamás. Ahí está él, enroscado en su rincón y
en sus dudas, más caliente que perdido, más redondo que cuadrado.
Lo mejor de las canciones es que nos llevan de repente, nos
gritan lo que estamos deseando a gritos que nos susurren, nos pierden y nos
ayudan a encontrarnos con nuestro repertorio privado de objetos y armas perdidas. Morder
a alguien no está permitido, pero si es por su bien todo se olvida.
Benditos aquellos capaces de cortejar los oídos ajenos con
una voz decente. Con el temple correcto y palabras deliciosas, cualquier robo
será perdonado, ojalá nos roben el corazón y las dudas con promesas vacías pero
elegantes.
Llevemos hasta el final nuestro afán por abandonar nuestro
raciocinio en una canción y tiremos por tierra cualquier intento de autocontrol
en cuanto aparezcan los primeros acordes de ilusiones desconocidas.
Dejemos
paso al viento para cambiarlo todo y que
todo siga siendo igual.
Que nunca mueran los cantantes.
Luc Dupont.
domingo, 3 de marzo de 2013
VINO por Luc Dupont
Me esperas en la mesa en perfecta soledad acompañada, dispuesta a
hacerme volver a sentir sentimientos olvidados. A recordar momentos que
dejé en el cajón de los desperfectos, luchando para vestirme de domingo.
Quieres encender las luces apagadas y envolverme con tu manto
eléctrico. Poner a danzar a todos mis rincones oscuros y hacer volar el
estúpido templo de la mediocridad con un movimiento mágico, el de
rodearte con mis manos y oler tu cuello con curiosidad.
En la mesa de madera más antigua que
tus ramas o tus venas te mueves haciendo valer tus curvas con disimulo.
Estás deseando que me acerque, no entiendes de otra cosa que no sean las
distancias cortas. Eres la sirena más dulce que ha reventado mis oídos.
Cómo negarse a hacerte un hueco, a sentarse contigo y dejar que el
morado me bañe y me haga suyo.
Mi nariz te busca y te sorprende fácil, todavía me engañas con trucos baratos y a veces te confundo con algo mejor, hay ocasiones en las que me tomas el pelo y yo me dejo. Mis manos te abrazan y te siento mía, como si tus carnes acristaladas se estremecen por el calor ofrecido de un amante ávido por aprender. Mi boca se acerca con paciencia a tí, preguntándome en el camino cómo serás, cuál será tu alma esta vez, si me deleitarás con un trago inolvidable y un momento estelar.
Como los placeres sagrados, tu nivel no depende del dinero demandado por el intermediario del cielo. Descubrir tu santidad en una barrica escondida es como descubrirse a uno mismo en un estado de ánimo deslumbrante. Aprender a sentirte es una de las más preciosas artes.
Pegados a tí nuestras promesas son magníficas y nuestras mentiras dulces. Podemos tener el valor de soñar y temblar sin miedo, convertirnos en seres leves y danzantes que no pretenden otra cosa que navegar. Color violáceo y violante de nuestras ingenuidades, préñanos de ilusión.
Queremos dejar que recorras nuestras gargantas lentalmente, que despistes nuestras narices y nos acompañes en nuestras miserias y nuestros pasatiempos; que nos susurres al oído nuestra vida entera, que nos deleites con historias viejas y nos lleves a casa para acostarnos borrachos.
Queremos morir ahogados en una copa de tinto.
Luc Dupont.
Mi nariz te busca y te sorprende fácil, todavía me engañas con trucos baratos y a veces te confundo con algo mejor, hay ocasiones en las que me tomas el pelo y yo me dejo. Mis manos te abrazan y te siento mía, como si tus carnes acristaladas se estremecen por el calor ofrecido de un amante ávido por aprender. Mi boca se acerca con paciencia a tí, preguntándome en el camino cómo serás, cuál será tu alma esta vez, si me deleitarás con un trago inolvidable y un momento estelar.
Como los placeres sagrados, tu nivel no depende del dinero demandado por el intermediario del cielo. Descubrir tu santidad en una barrica escondida es como descubrirse a uno mismo en un estado de ánimo deslumbrante. Aprender a sentirte es una de las más preciosas artes.
Pegados a tí nuestras promesas son magníficas y nuestras mentiras dulces. Podemos tener el valor de soñar y temblar sin miedo, convertirnos en seres leves y danzantes que no pretenden otra cosa que navegar. Color violáceo y violante de nuestras ingenuidades, préñanos de ilusión.
Queremos dejar que recorras nuestras gargantas lentalmente, que despistes nuestras narices y nos acompañes en nuestras miserias y nuestros pasatiempos; que nos susurres al oído nuestra vida entera, que nos deleites con historias viejas y nos lleves a casa para acostarnos borrachos.
Queremos morir ahogados en una copa de tinto.
Luc Dupont.
domingo, 17 de febrero de 2013
ENREDO por Luc Dupont
El señor Ramón Martínez Ocaña, con número de DNI 45764591L y fecha de caducidad para el próximo Febrero, se despertó el tres de marzo sobre las doce de la mañana. Era Lunes y querría haberse despertado antes, pero estar en el paro y la botella de vino que se sopló el día anterior, domingo, lo retuvieron en la cama hasta el mediodía. Sus primeros pasos luneros fueron tan pausados y lentos como los primeros pasos lunares del señor Armstrong astronauta, del cual no conocemos si además del apellido compartía el gusto de su homónimo ciclista por las sustancias ilegales y las conductas bochornosas en programas de televisiones de pago presentados por señoras de color. Negro.
Con una taza de café con leche en la mano abrió su cuenta personal de facebook y leyó en su bandeja de entrada uno de los habituales mensajes de su madre. Se había convertido en costumbre comenzar el día con uno de esos artículos, frases motivadoras o imágenes interesantes que le enviaba la Señora Ocaña, con DNI pendiente de renovación este mes y reacia a utilizar el nuevo DNI electrónico.
El artículo versaba sobre las serendipias, sí,`` descubrimientos o hallazgos afortunados e inesperados. También conocidas por este nombre la casualidad, la coincidencia o un accidente. Sin duda, maneras muy románticas de hallar algo´´según el texto.
Ramón Martínez Ocaña decidió agarrarse a las serendipias como su medida de reinserción laboral, y con paso firme se metió en el baño con el limpio afán de ducharse y matar dos pájaros de un tiro: recibir la inspiración divina en forma de serendipia , (ya que es sabido que el agua favorece las facultades del pensamiento), y de paso recordarle a su cuerpo los favores del jabón, pues ya hacía tiempo de su última incursión en la bañera.
Con dedicación alemana, frotó todas sus zonas corporales con la esponja, esperando que su mente despertase a la vez que su piel, y su cabeza se iluminase con algo genial, eléctrico, luminoso y potente que dejase a todo el mundo boquiabierto, sorprendido, extrañado, abrumado.
Pero su cabeza no se espabilaba y su piel se arrugaba con el tiempo como testigo impasible y divertido de la confusión vital que experimentaba un hombre cualquiera de Ciudad Real con el DNI terminado en número impar y la piel visiblemente arrugada por el peso de sus sueños.
Ramón Martínez Ocaña se encontró decepcionado al mirar a su reloj de baño de
reojo y descubrir que ya habían transcurrido treinta minutos desde el
inicio de su sesión de limpieza espiritual sin habérsele ocurrido nada
potable en su pozo cerebral de sabiduría. Alzó su pie izquierdo para
escapar de aquella bañera cruel con la pésima suerte de resbalarse y
romperse el fémur estrepitosamente con un sonido seco y bello que
representaba el final de algo y el principio de algo.
Después de
varios penosos y tensos días en el hospital soportando operaciones y visitas
familiares le ofrecieron una guitarra y él la agarró con ganas, como si
fuese un jamón ibérico. Sus dedos se deslizaron por las cuerdas y su voz
se desgarró para cantar una de las mejores versiones de Yesterday que se recuerden en la tercera planta de cuidados
intensivos del hospital público anteriormente conocido como Duques de
Palma y ahora en espera de ser rebautizado.
Saquen sus propias conclusiones, hábiles roedores de historias.
Luc Dupont.
Saquen sus propias conclusiones, hábiles roedores de historias.
Luc Dupont.
viernes, 1 de febrero de 2013
ENREDO por Piero Galasso
Ocurre todos los días. Gritos, carreras,coordinación, impacto,
éxito.Y momentáneamente, viene la dicha y su postgusto. Hasta que vuelve a
girar la rueda y lo mismo, con mayor o menor grado de fortuna, se repite una y otra vez. Porque eso representa para los niños
una pelota, la cancha, en definitiva, el fútbol. Ponerse de acuerdo unos con
otros para engañar a los contrarios y soltar chanzas todos juntos y abrazarse
celebrando un triunfo colectivo. Incluso el apático barrilete carente de conocimientos
de astronomía alguna que paladea su
caramelo de dulce de leche es partícipe de la victoria porque distrajo a un oponente
con una milonga cualquiera sobre la polera de la mina que le gusta. Al
carajo se van las provocaciones al rival, los golpes y los malos gestos y empellones.
Convertimos, lo logramos, comenzamos de nuevo hasta que sea de noche o tengamos
que retornar al aula o las viejas comiencen el histérico y temido llamado que ponga fin al juego. Y en todos los
lugares donde los niños son libres tras un balón, hay uno que ríe con cualquier
giro, admira a los contrarios virgueros pero se sabe mejor y más determinante.
Normalmente es el que no juega a míster , el que la toca sabiendo por donde
saldrán los compañeros y los de enfrente, el que se anticipa , el que más rie
corriendo hacia su meta a juntarse con los compañeros en un abrazo sin parangón
tras entregar la bola a la red de los otros. Ése es Messi. Este muchacho descose la pelota a cada lance,
cada jugada y la transforma en una línea recta que, siguiendolá, los contrarios
pueden saber por donde se les fue, nunca por donde se les va a ir. Parece un
obstinado niño falto de cariño al que sólo se le ocurre convertir para llamar la
atención de sus compañeros , prolongando un afecto grupal que parece no tener
fin. Sólo te pido, Dios, que nunca jamás la redonda se torne cuadrada porque me
matás al niño, al bueno de verdad, porque le das la posibilidad de meterla por
la escuadra de manera perfecta, que es lo que parece empeñado en conseguir
lance tras lance. Háganme el favor de orar todos conmigo.
Piero Galasso
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