jueves, 10 de noviembre de 2011

PARADISE por Annette R.

Deshaz las marañas que crecen sobre mis ojos y no me dejan ver la realidad. Mi realidad. Cada vez se agarran con más fuerza, y me pesan.

Hace tiempo que no veo las cosas importantes de la vida, como el frío y el silencio. Deshago sólo para rehacer, y hago sólo para deshacer. No sé hablar de lo importante, pero puedo nombrarte diez centros comerciales. No puedo mitigar el dolor de la soledad, pero puedo decirte dónde comprar tus adornos navideños.

Pero creo que aún puedes arreglarme… Regálame tu risa y tu mirada, no quiero nada que se pueda envolver en papel celofán. Hazme creer tus mentiras, intenta hipnotizarme, y tal vez consigas que mi piel sienta la lluvia templada. ¿Quién se atreve a opinar sobre el placer? Puede ser sensorial o algo puramente mental. El placer surge a veces del deseo, otras de la sorpresa, y otras es mucho más fuerte el solo anhelo de sentirlo. El camino que te lleva a ello, el poder que te arrastra. No existe opinión, no hay nada escrito. Tu infierno puede ser mi paraíso, y tu éxtasis, mi miedo más profundo. Que mis labios no se pierdan y encuentren el camino correcto, y no se corten con el frío del larguísimo invierno, que parece no tener fin. Despiértame cuando me veas dormir, no permitas que caiga en otra realidad, debo permanecer bien anclada en lo irreal. Mi mano. Pensarás que lo correcto será agarrármela con cariño y guiarme por tus caminos. No lo hagas. Ni en cien años. No te confundas, aun así y a pesar de todo, seguiré siempre mi rumbo. Puede que después me siente a tu lado, una vez que todo esté en el desorden correspondiente. Tal vez podamos mirarnos en silencio a los ojos y entrecortar una sonrisa…Solo tal vez.

Annette R.

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