miércoles, 3 de noviembre de 2010

VIENTO por Piero Galasso

¿Alguna vez te has preguntado por qué todo el mundo se desplaza en taxi en Nueva York? Resulta que debido a la elevada cantidad de gente que habita la ciudad más importante del mundo, tendría que haber 200 autobuses para cada manzana, lo que es inviable. Así que la solución es coger un taxi y rezar para que el taxista no sea un pelirrojo con rastas , una cicatriz encima de la ceja izquierda y la paleta derecha de oro.
Es un lugar capaz de enamorar a los seres humanos que la habitan. Woody Allen filmó una auténtica proposición de matrimonio en su inigualable Manhattan. Frank Sinatra adiestró sus cuerdas vocales para que se moviesen al ritmo de las letras que componen el nombre de la ciudad donde se puede encontrar hasta un pigmeo, si sabes donde preguntar.
Cuando uno camina por las calles del Village no deja de preguntarse cual sería la sensación de encontrarse a Joan Baez disertando con Bob Dylan sobre las carencias de un tema común o de encontrarse a cualquier otro mito desarrollando su vida normal en dicho barrio. Así es Nueva York , un lugar donde puedes disfrutar de la normalidad de tu vida, al margen que seas una de las estrellas del starsystem o el poeta de Duluth que electrificó su folk y fue llamado JUDAS previamente a la interpretación más maravillosa y memorable de “Like a rolling stone” en una actuación realmente sensacional.

“De noche, cuando uno camina por las calles que no gozan de una gran popularidad, unas figuras blanquecinas emergen de las profundidades de la gran ciudad. Actúan como si quisiesen escapar del subsuelo y expandirse a la estratosfera pero debe tratarse sólo de una intención, porque algo superior a sus fuerzas los retiene pegados al suelo. Actúan como guardianes de los pobres niños que tienen que mendigar en la ciudad de las oportunidades porque no olvides amigo, las oportunidades no favorecen a todos por igual”.

El anterior párrafo, lo escribí una noche en el año 1967 , año en que jugueteé con las drogas quizás por eso es el año que con más cariño recuerdo. Leyéndolo hoy , a día 24 de Noviembre de 1998, no puedo si no preguntarme cual fue el motivo que me hizo separar a mi organismo del excepcional mundo de psicodelia que me ofrecía el LSD. Siendo uno de los prófugos de la generación Beat, lamento no haber escrito nada de gran valía desde que llevo una vida saludable. ¿Un literato artificial? Seguramente, pero era el mejor, aún sin tener reconocimiento de ningún tipo, era el mejor.

Nueva York me brindó todo lo que quise y me arrebató todo lo que le vino en gana. Hoy, sólo permitiré que el único elemento que la domina a ella me domine a mi también, el viento. Permito que me descoloque los cabellos, como el vapor del subsuelo descolocaba los pliegues del vestido de la rubia Monroe. Nueva York, siempre Nueva York.


Piero Galasso

1 comentario:

  1. muy bueno! m dejo con algo en la cabeza, esa sensacion de no haber estado alli, no se, una vez soñe con N.Y. pero debió ser el cine quien ayudo, m ha gustado mucho este escrito inclasificable ,ademas, tambien tengo por amigo desconocido al viejo Bob un abrazo!

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